Tema 1 Introducción

Durante eventos con víctimas masivas, un tercio de las víctimas serán niños (UNISDR, 2007). Esos eventos van desde eventos meteorológicos severos relacionados con el cambio climático y la contaminación ambiental (por ejemplo, inundaciones, terremotos, ciclones, incendios forestales, huracanes, tsunamis, erupciones volcánicas), hasta accidentes industriales (derrames químicos, fugas de gas, explosiones, incendios y problemas con el agua) y enfermedades, así como desplazamientos bélicos o económicos, y atentados terroristas que produzcan emergencias sanitarias y situaciones de crisis.

Las emergencias sanitarias y las situaciones de crisis afectan a los niños y adolescentes más profundamente que a los adultos. Pueden tener preocupaciones con respecto a su propia seguridad y la seguridad de sus cuidadores, pero también a sus compañeros y otros miembros de la comunidad. Los niños observan lo que sucede, pero también cómo se comportan y reaccionan sus cuidadores ante el estrés. Pueden hablar sobre sus preocupaciones y sentimientos o pueden comportarse de manera diferente como reacción al estrés que sienten. Si se comportan de manera que afecte seriamente su capacidad para desempeñarse con éxito en la escuela y sus relaciones con sus compañeros, no están siendo «malos». Más bien tienen problemas para manejar su sentimiento de estrés y ansiedad.

Sus síntomas pueden variar de leves a severos y pueden manifestarse durante períodos de tiempo cortos o más largos. Es importante identificar los signos y síntomas tempranos de problemas emocionales y conductuales, porque la prevención temprana es importante para minimizar el riesgo de que los niños desarrollen problemas de salud mental significativos. Con ayuda y apoyo continuos, la mayoría de los niños y adolescentes eventualmente regresan a su funcionamiento típico.