El bienestar es importante en la escuela, porque las escuelas desempeñan un papel clave apoyando a los alumnos en la elección de estilos de vida saludables y comprensión de los efectos de las elecciones en su salud y bienestar.
Las habilidades sociales y emocionales, los conocimientos y comportamientos que los jóvenes aprenden en el aula les ayudan a desarrollar resiliencia y establecer el patrón para manejar su salud física y mental a lo largo de sus vidas.
Las escuelas pueden facilitar a los alumnos información confiable y profundizar su comprensión de las opciones que enfrentan. También pueden proporcionar a los alumnos las habilidades intelectuales necesarias para reflexionar críticamente sobre las opciones e influencia social, incluso a través de la presión de los compañeros, publicidad, redes sociales, valores familiares y culturales.
Existe un vínculo directo entre el bienestar y el rendimiento académico, y viceversa, es decir, el bienestar es un requisito previo crucial para el rendimiento y el rendimiento es esencial para el bienestar.
La actividad física se asocia con mejor aprendizaje y concentración.
Relaciones sólidas y de apoyo brindan a los alumnos los recursos emocionales necesarios para salir de su «zona de confort» intelectual y explorar nuevas ideas y formas de pensar, lo que es fundamental para el logro formativo.
El bienestar también es importante para el desarrollo de importantes competencias democráticas. Las emociones positivas se asocian con el desarrollo de la flexibilidad y adaptabilidad, apertura a otras culturas y creencias, autoeficacia y tolerancia a la ambigüedad, el conjunto de las cuales se encuentra en el corazón del Marco de Referencia de Competencias para una Cultura Democrática del Consejo de Europa (2018).