– Proporciona un entorno tranquilo y sin distracciones. La comunicación con su hijo será más fácil si siente que le prestas atención. Limite también las dobles tareas, como mirar el teléfono mientras su hijo le habla. Necesita sentir que tiene toda tu atención.
– Elije un momento en el que tu hijo esté disponible. Es posible que tu hijo no quiera hablar si está absorto en un programa de televisión o en un juego. Es mejor esperar a otro momento para hablar con él. La hora de comer y la hora de acostarse pueden ser buenos momentos para hablar, siempre que evites temas que puedan molestar a tu hijo.
– Sé breve y claro. Tu hijo entenderá mejor el mensaje si utiliza un nivel de lenguaje apropiado para su desarrollo. Utiliza palabras sencillas y frases cortas. Evite también los monólogos largos. El objetivo es mantener conversaciones positivas.
– Presta atención a la comunicación no verbal. La actitud y los gestos de tu hijo te envían mensajes que pueden ayudarte a relacionarte mejor con él. Por ejemplo, las miradas desviadas y una posición cerrada, como dar la espalda o bajar la cabeza, pueden indicar malestar en tu hijo.
– Utiliza el “yo” en lugar del “tú”. Así evitarás que tu hijo se sienta criticado. También proporciona un buen modelo de comunicación que puede copiarse con otros niños.
– Sé respetuoso. Evita culpar o generalizar utilizando palabras como “siempre” o “nunca”. Por ejemplo, frases como “siempre te olvidas el libro en el colegio” o “nunca estás contento con la cena” pueden hacer que el niño se cierre y te oculte información.
– Sé abierto. Si no estás de acuerdo con tu hijo, hazle saber que está bien no estar de acuerdo en todo e intente ver las cosas desde su perspectiva. No juzgues. Sin embargo, explícale los valores que son importantes en tu familia y que debe respetarlos. Es importante estar abierto a lo que tu hijo tenga que decir. Esto les dará un espacio seguro para aprender a hablar de sus ideas.