Durante o después de cualquier crisis de emergencia pública (pandemia, guerra, terremoto, etc.), los profesores pueden sufrir problemas de salud mental porque tienen que asimilar y adaptarse a nuevas situaciones y retos como cualquier otra persona, pero también se enfrentan a retos relacionados con su profesión.
Por ejemplo, debido a la pandemia por COVID-19, en muchos países las clases se convirtieron repentinamente en virtuales, lo que dio a los profesores muy poco tiempo para prepararse para este cambio. Si a esto le añadimos el efecto psico-emocional adverso del propio encierro/confinamiento, no es de extrañar que los profesores desarrollen problemas o dificultades relacionadas con la salud mental.
Los estudios muestran que la salud mental de los profesores se ha visto afectada durante la pandemia por Covid-19 (Cohen-Fraade & Maura Donahue, 2021; Nabe-Nielsen et al., 2022; Tarrant & Nagasawa, 2020). Además, Beames, Christensen y Werner-Seider (2021) sitúan a los profesores como la primera línea olvidada de Covid-19. Un profesor afectado o que sufre no puede ejercer su profesión adecuadamente y, por supuesto, no puede ser un apoyo para sus alumnos.
Por estas razones,